lunes, 25 de agosto de 2014

Peña Amaia



Peña Amaia o Peña Amaya es una montaña situada en el norte de la actual provincia de Burgos y es uno de los lugares más importantes de la historia de Cantabria.


Peña Amaya
"La Muela" de Peña Amaia


Con sus 1377 metros de altitud, se muestra imponente desde las tierras llanas de la meseta castellana y constituye una de las primeras estribaciones de la cordillera cantábrica, siendo un lugar perfecto para el control de acceso al interior de la región. Por este motivo se cree que estuvo habitado desde la Edad de Bronce hasta bien entrada la Edad Media.

El castro estaba situado en la zona denominada La Peña y su acceso estaba en el extremo occidental, a través de una trinchera de unos 2 metros de anchura abierta en la roca y que se extiende cerca de 250m en dirección este y sentido ascendente.
El cortado rocoso que rodea prácticamente toda la peña hace que el acceso a la plaza sea muy complicado. Más aún, contando con la ayuda de murallas de piedra y trincheras, de las que aún quedan vestigios, en los lugares menos inaccesibles.
Lo que hace a Peña Amaya un enclave único es la visión de todo el territorio que ofrece y que además cuenta con un manantial de agua perpetua, lo que se hace imprescindible en un asedio.


Castro de Peña Amaya
Delimitación del recinto en una fotografía aérea actual



La primera referencia escrita está en el Itinerario de Barro, en el que aparece como una de los puntos de paso de la calzada romana que va desde "Legione VII Gemina" hasta "Portus Blendium". Se cree que constituyó uno de los primeros castros atacados y asediados en las Guerras Cántabras y los romanos establecieron un campamento en las inmediaciones. Parece que pudo estar poblado por el pueblo Blendio.

Posteriormente se hace referencia a Peña Amaia en la Crónica Biclarense y en La Vida de San Emiliano, en la que se relata cómo el monje Emiliano (San Millán de la Cogolla), se reúne en Amaia, capital de los cántabros, con el senatus, profetizando la destrucción de la ciudad a manos del rey visigodo Leovigildo, si no abandonaban los hábitos y cultos paganos.
En el año 574, el rey Leovigildo conquistó Amaia tal y como profetizó el monje.
Este hecho está representado en un relieve del relicario del marfil de San Millán de la Cogolla, fechado en el siglo XI, donde se aprecia a Leovigildo castigando a los habitantes de Amaia, y en él figura la inscripción: Ubi Leovigildus rex Cantabros afficit (En donde el rey Leovigildo castigó a los cántabros).


Relieve San Millán
Relieve en el que se representa la conquista de Amaia por los visigodos


Los visigodos se establecieron en Amaia, haciéndola capital del Ducado de Cantabria en el año 680, durante el reinado de Ervigio.
Años más tarde, la entrada de los musulmanes en Spania hizo que muchos nobles se refugiaran en Amaia, que fue finalmente arrasada por éstos en el año 712 y posteriormente en el año 714.
Durante el reinado de Alfonso I, rey de la nueva monarquía asturiana e hijo de Pedro, Duque de Cantabria, se retomó Amaia y se reconstruyó, aunque poco después de abandonó.
En el año 860, el Conde de Castilla Rodrigo reconstruyó la plaza por orden del rey Ordoño I, tomando entonces el nombre de Amaya Patricia.
Bajo el reinado de Ramiro II, se lleva a cabo la definitiva repoblación, aunque el sucesivo traslado de las fronteras cristianas cada vez más hacia el sur motivó que las gentes que la habitaban fueran abandonándola para asentarse de forma definitiva en los valles inmediatos, desapareciendo así el rastro de la ciudad en las fuentes históricas.


Peña Amaia
Fotografía aérea de Peña Amaia


Bibliografía:
González Echegaray , J.: Los cántabros.
Peralta Labrador, Eduardo; Los cántabros antes de Roma.

Universidad de Cantabria: Los cántabros en la antigüedad: la historia frente al mito


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